BIBLIA CATOLICA

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Libro Segundo de los Reyes

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Capítulo 13: 2 Reyes 13


El reinado de Joacaz en Israel (820-803)


13 1 El vigésimo tercer año de Joás, hijo de Ocozías, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaría, Joacaz, hijo de Jehú, y reinó diecisiete años.


2 Él hizo lo que es malo a los ojos del Señor, y persistió en los pecados con que Jeroboám, hijo de Nebat, había hecho pecar a Israel, sin apartarse de ellos.


3 La ira del Señor se encendió contra Israel, y lo entregó en manos de Jazael, rey de Arám, y de Ben Hadad, hijo de Jazael, todo aquel tiempo.


4 Joacaz aplacó al Señor, y el Señor lo escuchó, al ver cómo el rey de Arám oprimía a Israel.


5 Entonces el Señor dio a Israel un salvador, que lo liberó del dominio de Arám, y los israelitas vivieron tranquilos en sus carpas como antes.


6 Pero no se apartaron de los pecados con que Jeroboám había hecho pecar a Israel: persistieron en ellos, y aún el poste sagrado permaneció erigido en Samaría.


7 Por eso el Señor no le dejó a Joacaz más que un ejército de cincuenta jinetes, diez carros de guerra y mil hombres de a pie. Porque el rey de Arám había hecho perecer a los demás, y los había reducido a polvo que se pisotea.


8 El resto de los hechos de Joacaz y todo lo que él hizo, todas sus hazañas, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel?


9 Joacaz se fue a descansar con sus padres, y lo sepultaron en Samaría. Su hijo Joás reinó en lugar de él.


El reinado de Joás en Israel (803-787)


10 El trigésimo séptimo año de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaría, Joás, hijo de Joacaz, y reinó dieciséis años.


11 Él hizo lo que es malo a los ojos del Señor; no se apartó de ninguno de los pecados con que Jeroboám, hijo de Nebat, había hecho pecar a Israel, y persistió en ellos.


12 El resto de los hechos de Joás y todo lo que él hizo, así como la valentía con que luchó contra Amasías, ¿no está escrito todo eso en el libro de los Anales de los reyes de Israel?


13 Joás se fue a descansar con sus padres, y Jeroboám se sentó en su trono. Joás fue sepultado en Samaría con los reyes de Israel.


Último anuncio y muerte de Eliseo


14 Eliseo contrajo la enfermedad que lo llevaría a la muerte. Joás, rey de Israel, bajó a visitarlo y se echó llorando sobre su rostro, mientras decía: “¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!”.


15 Eliseo le dijo: “Toma un arco y unas flechas”. Él tomó un arco y unas flechas,

16 y Eliseo dijo al rey de Israel: “Tiende el arco”. Él lo tendió; Eliseo puso sus manos sobre las manos del rey,

17 y dijo: “Abre la ventana que da hacia el este”. Él la abrió, y Eliseo dijo: “¡Tira!”. Cuando el rey tiró, Eliseo dijo: “¡Flecha de victoria para el Señor! ¡Flecha de victoria contra Arám! Tú derrotarás a Arám en Afec hasta el exterminio”.


18 Luego dijo Eliseo: “Toma las flechas”. Él las tomó, y Eliseo dijo al rey de Israel: “¡Lánzalas contra la tierra!”. Él las lanzó tres veces y se detuvo.


19 El hombre de Dios se irritó contra él y le dijo: “Si hubieras golpeado cinco o seis veces, habrías derrotado a Arám hasta el exterminio; pero ahora, no derrotarás a Arám más que tres veces”.


20 Eliseo murió y lo enterraron. Había unas bandas moabitas que todos los años incursionaban por el país.


21 Una vez, unos que estaban enterrando a un hombre, al divisar a una de esas bandas, arrojaron al muerto en la tumba de Eliseo y se fueron. Y apenas el muerto tocó los huesos de Eliseo, revivió y se puso de pie.


Victoria de Joás sobre los arameos


22 Jazael, rey de Arám, había oprimido a Israel durante todo el tiempo de Joacaz.


23 Pero el Señor se apiadó de los israelitas y les tuvo compasión; se volvió hacia ellos a causa de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob, y no quiso destruirlos, hasta entonces, él no los había arrojado lejos de su presencia.


24 Jazael, rey de Arám, murió, y su hijo Ben Hadad reinó en lugar de él.


25 Entonces Joás, hijo de Joacaz, recuperó del poder de Ben Hadad, hijo de Jazael, las ciudades que Jazael había arrebatado con las armas a su padre Joacaz. Joás lo derrotó tres veces, y así recuperó las ciudades de Israel.


LOS REYES DE ISRAEL Y DE JUDÁ HASTA LA CAÍDA DE SAMARÍA


Después de una época de inusitada prosperidad, comienza para el reino de Israel un período de franca decadencia. La guerra civil hace estragos en el país, y en seis años se suceden cinco reyes. Mientras tanto, el poderoso Imperio de los asirios despierta de un prolongado letargo y se extiende peligrosamente hacia las regiones del Mediterráneo. Israel se alía con el reino arameo de Damasco, en un intento desesperado por detener el avance. Pero la resistencia es inútil. Al término de un largo asedio, Samaría cae en poder de las tropas asirias y el reino del Norte ya no volverá a levantarse de sus ruinas. También el reino de Judá sufre las consecuencias de esta invasión, quedando sometido a la condición de vasallo.


Para evitar posibles rebeliones, los asirios deportaban masivamente a los pueblos vencidos. Por eso, una parte importante de la población israelita es llevada al destierro, y en la región de Samaría se instalan colonos traídos de otros lugares del Imperio. Estos colonos se fueron mezclando poco a poco con los israelitas salvados de la catástrofe, y de esta unión surgieron los “samaritanos”, enemigos irreconciliables de los judíos (Jn. 4. 9).