BIBLIA CATOLICA

Share on Facebook
Share on Twitter
Share on Reddit
Share on Google Bookmarks
Share on Digg
Antiguo Testamento Nuevo Testamento Descargar Biblia Donar BIBLIA CATÓLICA

Levítico

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

12

13

14

15

16

17

18

19

20

21

22

23

24

25

26

27


ANTIGUO TESTAMENTO


Génesis

Éxodo

Levítico

Números

Deuteronomio

Josué

Jueces

Rut

1ro. de Samuel

2do. de Samuel

1ro. de los Reyes

2do. de los Reyes

1ro. de las Crónicas

2do. de las Crónicas

Esdras

Nehemías

Tobías

Judit

Ester

Macabeos

II Macabeos

Job

Los Salmos

Proverbios

Eclesiastés

Cantar de los Cantares

Sabiduría

Eclesiástico

Isaías

Jeremías

Lamentaciones

Baruc

Ezequiel

Daniel

Oseas

Joel

Amós

Abdías

Jonás

Miqueas

Nahúm

Habacuc

Sofonías

Ageo

Zacarías

Malaquías

Capítulo 21: Levítico 21


La santidad de los sacerdotes


21 1 El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a los sacerdotes hijos de Aarón:

Nadie deberá incurrir en impureza por el cadáver de alguno de los suyos,

2 a no ser que se trate de un pariente muy cercano: su madre, su padre, su hijo, su hija o su hermano;

3 o por el cadáver de una hermana virgen, que estaba muy próxima a él, porque aún no se había casado.


4 Pero nadie podrá incurrir en impureza ni profanarse por una mujer casada de su familia.


5 Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se cortarán los bordes de la barba, ni se harán incisiones en el cuerpo.


6 Estarán consagrados a su Dios y no profanarán el nombre de su Dios; porque son los que presentan las ofrendas que se queman para el Señor –el alimento de su Dios– y por eso deben ser santos.


7 Tampoco se casarán con una mujer envilecida por la prostitución, ni con una mujer divorciada de su marido, porque el sacerdote está consagrado a su Dios.


8 Deberás considerarlo santo, porque él ofrece el alimento de tu Dios. Será santo para ti, porque yo, el Señor que te santifico, soy santo.


9 Si la hija de un sacerdote se envilece a sí misma prostituyéndose, envilece a su propio padre, y por eso será quemada.


La santidad del Sumo Sacerdote


10 El sacerdote que tiene la preeminencia entre sus hermanos, aquel sobre cuya cabeza fue derramado el óleo de la unción y que recibió la investidura para usar los ornamentos, no llevará los cabellos sueltos ni rasgará sus vestiduras;

11 no entrará donde haya un cadáver ni incurrirá en impureza, aunque sea por su padre o por su madre.


12 Tampoco se alejará del Santuario de su Dios, para no profanarlo, porque él tiene sobre sí la consagración conferida con el óleo de la unción de su Dios. Yo soy el Señor.


13 El sacerdote deberá tomar por esposa a una virgen.


14 No se casará con una viuda, ni con una divorciada, ni con una mujer envilecida por la prostitución. Lo hará solamente con una virgen de su propio pueblo,

15 para no profanar su descendencia en medio de su pueblo, porque yo soy el Señor, que lo santifico.


Los impedimentos para el sacerdocio


16 El Señor siguió diciendo a Moisés:


17 Habla en estos términos a Aarón:

Ninguno de tus descendientes que tenga un defecto corporal se acercará a ofrecer el alimento de su Dios, a lo largo de las generaciones.


18 No podrá acercarse nadie que tenga un defecto corporal: ninguno que sea ciego, rengo, desfigurado o deforme;

19 que tenga la pierna o el brazo rotos;

20 que sea jorobado o raquítico; que tenga una mancha en los ojos; que esté enfermo de sarna o de tiña, o que esté castrado.


21 Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga un defecto presentará las ofrendas que se queman para el Señor: por tener un defecto, no se acercará a presentar el alimento de su Dios.


22 Podrá comer, en cambio, el alimento de su Dios, tanto las cosas santísimas como las santas.


23 Pero no entrará detrás del velo ni se acercará al altar; él tiene un defecto corporal y no debe profanar esos lugares que me están consagrados, porque yo soy el Señor, que los santifico.


24 Así habló Moisés a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas.